viernes, 9 de marzo de 2018

Crash

No sé por qué un té de fresa, pero es lo que estoy bebiendo mientras pienso por dónde empezar.
No voy a hablar de todo aquí, solo de un momento en concreto.
Ese momento en el que sientes que te rompes.
Ese momento en el que no te controlas, en el que estás totalmente roto por dentro y no puedes más que tus emociones guíen la locura en la que te encuentras que no puedes ni evitar ni esconder.
De ese momento ya he hablado. Lo peor es que se repite y se repite y se repite.
Pero no más.
Porque hay otro momento concreto, y ese es en el que te armas de valor y te recompones, así como si nada hubiera pasado.
Yo tengo el control de lo que ocurre, yo tengo el poder de resurgir de mis cenizas, el tópico del fénix tan escuchado.
Y aquí estoy, recomponiéndome. Volviendo a la calma. Porque yo soy más fuerte de lo que creía saber. Sí, sensible, pero fuerte a la vez.
Sigo sin saber por qué de fresa. Creo que lo encontré, me gustó y ahora está en mi habitación. Pero sí se que me está ayudando a calmarme, a recuperar ese yo que he escondido. Pero he aprendido. 
Esta etapa es totalmente de aprendizaje. 
En esta etapa he creado un lazo que no puedo romper. Solo se romperá cuando el tiempo lo diga. Y por eso me rompo yo, pero también resurjo, por eso es un constante caer y levantarse. Es una etapa como la vida misma. 
No puedo romper el lazo que me crea tantos altibajos, no puedo controlar el lazo, no puedo tomar el control.
Pero tengo que aprender a vivir con él.
Y (NO) lo estoy consiguiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario