Queda de nuevo demostrado que las expectativas no llegan a ninguna parte y lo importante que es tener responsabilidad afectiva, por muy difícil que nos pueda parecer.
A veces es mejor ignorar a los problemas, creyendo que así se van solos, cuando en realidad lo que estamos haciendo es una bola de nieve infinita que no sabemos en qué momento explotará.Y es ahí cuando viene el dilema: ¿es mejor vivir con la incertidumbre o afrontar las consecuencias de aquello que hacemos?
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