por infinitos mundos siderales,
estabas tú.
Te vi un momento y me perdí en tu encanto.
Siempre,
cuando no se conoce,
queda el encanto,
de algo bello, misterioso,
e imposible que se ama.
Si se hiciera realidad
y el encuentro existiera
casi seguro que rota el alma,
rodaría por el suelo,
llorando el desencanto.
Flor en un jardín dormido
Miguel Ángel Esperón Alonso
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